14. Historia de la Ciencia en América Latina_Tarea 4



En el vídeo (véase link aquí abajo) se nos propone un análisis historiográfico de elementos de América meridional en el marco del proceso de intercambio cultural e informativo que se estableció durante el periodo de la conquista española. Más precisamente, el punto de partida es la historia del jade, mineral que los conquistadores, en las fases iniciales, reputaban inútil: de hecho, cuando las poblaciones locales les ofrecieron jade para que se fuesen, el resultado fue negativo, ya que supuestamente esto no hacía que subrayar cómo los indígenas no tenían conciencia de lo que significaba la riqueza del oro. Una lectura, la de los conquistadores, obviamente falsa, pero que se insertaba en el hecho de considerar el jade como elemento medicinal (solo en el siglo XVIII el jade pierde su valor de medicina - cosa obviamente cuestionable, ya que esta piedra no tiene propriedades de este tipo - y se convierte en un objeto de valor, con un cambio de perspectiva que resulta interesante por acercarse más a la visión original de piedra preciosa de los amerindios). 

De todas formas, el jade (y no solo) representa un elemento ajeno que entra en contacto con otra cultura y que, por esta razón, necesita ser analizado, comprendido, traducido, para que encuentre su sitio y su uso. Esto lleva a nuestra historiadora a hablar de los sitios de mediación, presentando dos ejemplos principales: 


a) el primer sitio es el “codice fiorentino” - ¿cómo se traducen los objetos de valores, los nuevos conceptos, entre la cultura de los frailes y la de los amerindios que participan en la creación de este libro?


b) el segundo sitio es la piedra de ijada – nombre que le da un médico de Sevilla al jade, al que se asocian efectos medicinales (las sustancias nuevas, no solo el jade, empiezan a TENER NOMBRE y a verse atribuidas PROPIEDADES, conocimientos que la profesora califica de antiguos, o sea parte de una tradición) 


Los sitios de mediación, entonces, son aquellos “lugares” (palabra que tiene un matiz conceptual) en los que llegan a encontrarse ideas nuevas, que penetran en otra cultura y que se ven remoldeadas, re-inventadas, y sin embargo sieguen teniendo parte de su carácter original, exactamente como en el caso de la traducción de una idiom a otro. Nuestro primero ejemplo, el “codice fiorentino” es un espacio de mediación, entonces, ya que es testigo de formas de conocer que se interpretan, se las apropia, y donde la traducción se hace en los dos sentidos, no solo de la lengua americana a la lengua europea, sino también al revés; no es, además, solo un retorno al pasado del mundo indio, sino un momento de encuentro entre las tradiciones. 

La historia de la ciencia, entonces, desde este punto de vista, implica también un diálogo entre diferentes tradiciones, cada una capaz de aportar su manera de interpretar el mundo y la naturaleza, y así de entablar un discurso tanto con el mundo que la rodea (el medio ambiente) como con las otras manera de interpretar lo exterior (las otra culturas). En el caso del jade, esto lleva a afirmar que la materialidad es histórica: lo material se construye a través de palabras, dibujos, de la técnica, etc. o sea que se da en el desarrollo socio-cultural, histórico. El conocimiento científico del que habla la profesora, entonces, no es un monólogo, sino un diálogo que se construye, que se establece entre dos partes. 

Esta manera de hacer historia de la ciencia permite, en consecuencia, incorporar los saberes locales, ya que el juego del acercamiento a “lo diferente” implica reconocer la presencia de un conocimiento ya existente: el jade de los amerindios podía ser algo nuevo para los europeos, pero estos no decidieron simplemente “nombrar” y “analizar” el objeto, sino que se apoyaron en los elementos interpretativos (el ¿qué es? y el ¿para qué es?) de los pueblos autóctonos. A través de fotografías de elementos de varios museos y sobre todo de libros de bibliotecas (libros antiguos, no solo las partes escritas, sino especialmente las tablas, los dibujos) resulta así posible acercarse a los sitios de mediación ya que los libros mismos no solo son el punto hacia el cual la mediación fluye, sino parte del proceso y de la estructura de ella misma. Y, en estos elementos, podemos ver cómo los objetos se juntan con otros objetos, como las lecturas y los análisis se entremezclan, y cómo la historia de la ciencia puede llevar a una lectura más profunda y, quizás, más correcta de los caminos del conocimiento. 

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