06. Historia de la Ciencia en Europa_Tarea 3


Considerar a Goethe como científico significaría primero definir (a) el concepto de ciencia y (b) el concepto de científico. Efectivamente, el problema no estaría en afirmar que Goethe se ocupó de asuntos de carácter científico, sino de valuar atentamente bajo qué tipo de clasificación se sitúa ya que, como sabemos, el concepto de ciencia y de persona que se ocupa de ella puede cambiar no solo según la cultura, sino también según el tiempo. La cuestión, entonces, no sería “¿es Goethe científico?”, sino “¿es Goethe científico según las reglas culturales X?” (“X” puede traducirse con “presentes”, “del siglo XVIII”, “europeas”, etc.). En este caso, nos ponemos desde el punto de vista de la ciencia europea y nos apelamos a aquellos cánones vigentes que, en parte, se pueden comparar con los del siglo del poeta alemán, si bien con sus debidas diferencias; esto nos lleva así a afirmar que, sí, Goethe se ocupaba de ciencia y que sus estudios en este ámbito forman parte del concepto de “conocimientos de carácter científico”.

Según lo que hemos podido leer en el artículo de Dennis Sepper, la relación de Goethe con la ciencia, más allá de sus estudios y en cuanto forma epistémica, se basa fundamentalmente en dos proposiciones:


I) primero se reúnen las observaciones, después se las organizan según sus conexiones mutuas, y finalmente se aplica una hipótesis explicativa (véase página 124-25) 


II) las ciencias tienen que apoyarse entre ellas, hay que intentar llevar a la superficie las interrelaciones que se instauran


Ahora bien, otro elemento importante al que Goethe le dona mucho valor es el acto de experimentar, de controlar, de repetir y, si necesario, llevar a que la hipótesis cambie según los nuevos datos. Todo esto siguiendo también el concepto de imaginación, o sea, desde un punto de vista que mucho tiene que ver con la mente en cuanto elemento creativo lógico y racional, aquella capacidad de proponer una serie de hipótesis con las que descubrir la regla subyacente, una capacidad que pone de manifiesto el valor interpretativo de la razón humana (nótese que esto implica de por sí la importancia también de la relación global que tiene que instaurarse entre los diferentes campos del saber científico).

Desde un punto de vista personal, entonces, podría resultar posible definir a Goethe como un investigador científico, o sea como persona que si bien profesionalmente no es definible como (exactamente) científico, de todas formas es parte de la estructura “ciencia” y aporta una serie de elementos de investigación que se apoyan en un discurso preciso, o sea en aquel “método” que permite reconocerse a los actores implicados así como poder comunicar entre sí las propias descubiertas, hipótesis o tan solo los experimentos. Además hay que subrayar el hecho de que, a lo mejor, Goethe se inserta también en un discurso sobre el método y sobre el concepto mismo de ciencia, demostrando así su necesidad de abrir un diálogo de carácter filosófico con el cual llevar a cabo una discusión entre científicos y dar una definición de “cómo se hace ciencia”. 

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