06. Historia de la Ciencia en Europa_Tarea 7


 Las coyunturas históricas son las que llevan a que un evento tome lugar (aquel evento y solo aquél, no otro). Se supone que hay dos teorías: una nos permite pensar que todo está en el contexto del libre albedrío y que las cosas pasan porque hay momentos en los que las decisiones se toman durante, una nos obliga a reconocer que el universo está regido por una fórmula matemática que ordena que los eventos tomen lugar porque así es, una posición, esta, que a las causas les dona la idea de estar determinadas a priori. No es que haya un dios que juega con los dados, sino que los dados se mueven sin poder cambiar su rumbo. Y, efectivamente, más allá de los problemas filosóficos, todos vamos a morir: si bien no es una regla de la que podamos leer las letras (¿o sí, en nuestro ADN?), es parte de nuestra existencia el hecho de volver a ser no existencia. Nada éramos antes, nada seremos (por la ley de la comparación entre dos estados, el inicial y el final, ¿no podríamos decir que también ahora nada somos?).

Según algunos pensadores (los que siguen el rumbo de Jung, sin embargo aquí somos pragmáticamente freudianos) el hecho de estar muchos grandes científicos en el mismo lugar sería la demostración de que hay una especie de sincronicidad del universo. Todo lleva allí, de una forma u otra. A Pauli esta idea le habría gustado. A otros, quizás, no. La presencia de un grupo de personas de tal tipo no es, de hecho, algo raro: se habían unido los mejores, lo cual, tautológicamente, implica que los mejores se habían unido. Los mejores y la mejor (a la única mujer la vemos a la izquierda, sentada). Se podría decir, también, que todos los presentes tenían dos manos, o dos pies, o que habían nacido en el mundo occidental. También, que dormían sobre un colchón (suponemos que todos tenían un lecho con un colchón, pero podríamos equivocarnos). La presencia de ellos allí, o sea de “ellos” en cuanto científicos y de “allí” en cuanto lugar designado por un destino mecánico, no tiene mucha importancia ante la infinitud del universo. Efectivamente, para la arena de Júpiter que haya simios capaces de hablar en otro planeta de su sistema poco valor tiene (mejor, valor no tiene, ya que la arena no es capaz de pensar).

Sería, al fin y al cabo, la de raza humana un juego de loop continuo en el que cada personaje nace, vive, muere, todo esto situado en el concepto de progreso – científico o menos, aquí en el progreso, de todas formas, se cree, diga Benjamin lo que diga. Y, efectivamente, las personas en la fotografía de progreso hablan, discuten, llegando a analizar el universo y proponiendo teorías para explicarlo, así como a nosotros se nos pide que propongamos una teoría para comentar el evento (entendemos aquí el evento de la foto, si de evento se puede hablar, metafóricamente o menos). Aquí Benjamin  tiene su importancia (no ha sido, hace unas líneas, un nombre usado para demostrar que conocemos al intelectual alemán): más allá de la guerra, resultado de una serie de eventos que no podían sino llevar a ella, la constitución de la sociedad de aquellos años europeos suponía un cambio radical en el concepto mismo de progreso.

En 1927 Mussolini decidía bautizarse otra vez; de ateo a cristiano católico, el camino puede ser muy breve, sobre todo si esto significa más poder (se supone que fue un nuevo Damasco). Fue también el año del comienzo de la televisión (de la idea de la televisión, por supuesto), y de Lindbergh, como de la expulsión de Trotsky. Es inútil intentar encontrar mensajes secretos de un supuesto mecanismo cósmico en todos estos eventos: son “cosas que pasan” porque las cuestiones históricas se desarrollan en el interior de un conjunto social, cultural. Einstein, en la foto, como otros de los presentes, tuvo que escapar de Europa cuando el pintor fracasado decidió dar rienda suelta a un antisemitismo que no nacía con él, sino que llegaba de siglos de odio en contra del otro (y, obviamente, de lo otro). Un odio irracional, sin ninguna motivación real. 

¿Qué es, entonces, esta foto? Se supone que contiene las mejores mentes de aquel tiempo, pero sería incorrecto. Son las mejores mentes, sí, pero dentro de los que tuvieron la posibilidad de estudiar (entre los que no pudieron ir a la escuela, efectivamente, por las leyes de los números podríamos encontrar a otros grandes intelectuales que nunca lograron florecer). Es un evento fundamental para la historia humana, más allá de las distinciones de raza o género y al mismo tiempo insertado en las limitaciones del tiempo, o sea de raza y género. Sería, de todas formas, un error rechazar a estos personajes por una falta de diversidad (correcto sería intentar no caer otra vez en el error). Es, entonces, la foto un evento fundamental, repetimos, para la humanidad, sobre todo si interpretada con los ojos de quienes saben que aquel período oscuro daría paso a la victoria de las democracias (más o menos), y, al mismo tiempo, es un evento inútil, irrisorio, despreciable ante la nulidad humana que brota de su posición efímera en el universo. El microcosmos y el macrocosmos se alejan del hombre: no se juega con los dados, ya que la apuesta no tiene ningún valor ante lo vasto que resulta lo infinito. 

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