05. Historia de la Ciencia en Oriente_Tarea 2


Historia del telescopio : la historia de este instrumento empieza en Europa, cuando Roger Bacon estudió las lentes en siglo XIII. Sin embargo, el nacimiento del telescopio se debe a Galileo y poco antes a los holandeses (por ejemplo Lippershey) en el siglo XVII. Su utilizo es eminentemente científico, o sea un instrumento cuyo objetivo es el saber, el análisis y la lectura del universo y sus elementos (la luna, por ejemplo).


Historia del astrolabio : si bien ya podemos hablar de la posible existencia del astrolabio en el siglo II a.C., con Ipparco, sin duda alguna el inventor reconocido es Teón de Alejandría, en el siglo IV de nuestra era. Cuando los árabes entran en contacto con el astrolabio en el siglo VIII, ellos empiezan a utilizarlo para saber cuándo rezar y hacia dónde dirigirse. Además, si seguimos el trayecto islámico nos resulta posible afirmar que las bases matemáticas del astrolabio están en el libro de Al-Batani, del siglo IX, mientras que para la llegada del instrumento a Europa hay que esperar otro siglo más, el XII, a través de la presencia del mundo islámico en la península ibérica.


Función del telescopio : el telescopio nace para un uso fundamentalmente científico, o sea de lectura de los astros, para “saber”. Es una parte fundamental de lo que se llama revolución científica, y si bien en sus primeras fases necesitaba mejoras (la cuestión de la aceptación del telescopio es narrada por Feyerabend, en relación con el juicio a Galileo Galilei), es posible afirmar que su aporte fue fundamental no solo para el cambio del geocentrismo al heliocentrismo, sino también para el estudio de los astros y de cómo funciona efectivamente el universo.


Función del astrolabio : en el mundo árabe, el uso del astrolabio es de carácter fundamentalmente práctico, ya que su función principal es saber cuándo rezar y hacia dónde dirigir la mirada (se trata de algo algo similar – si bien con sus debidas diferencias – a las campanas cristianas). El conocimiento de los astros está subordinado, entonces, a un empleo diario que permite el desarrollo de funciones sociales.


Comentario : Como es posible ver, los dos instrumentos forman parte de un mismo discurso general, o sea la lectura (o interpretación en el lenguaje humano) de los astros. Sin embargo, el discurso secundario, o sea el valor de su empleo, se nos muestra diferente ya que los dos casos siguen objetivos que revelan dos diversas posturas ante el análisis científico: en el caso del astrolabio la idea principal es tener un instrumento con el cual llevar a cabo necesidades culturales-religiosas, mientras que en el del telescopio el juego estaría en que el objetivo es el estudio mismo, cuya finalidad es descubrir cómo está hecho el universo.

El astrolabio, efectivamente, se puede asimilar, como hemos dicho, a las campanas cristianas, si bien a lo mejor su matiz religioso resulta más fuerte. La ciencia, entonces, se revela parte integrante de la sociedad, sin embargo en una simbiosis cultural en la que el modus operandi del científico está subordinado a la función práctica de sus descubrimientos. El universo es un libro racional y la ciencia solo permite acercarse a la traducción al lenguaje humano de las reglas divinas. Además, el uso del astrolabio está autorizado por su valor socio-cultural en el marco religioso de la teocracia musulmana. 

Diferente es el caso del telescopio. Aquí estamos en el discurso de la revolución científica, o sea de la lectura y de la traducción del lenguaje natural (o sea las reglas de la naturaleza) por fines de conocimiento. El objetivo no es simplemente un uso práctico de los nuevos datos, sino el intento de alcanzar la verdad de la realidad externa, o sea de tener una visión correcta de lo que es efectivamente el mundo. La presencia de la religión, entonces, es secundaria, lo cual llevó, efectivamente, a tener problemas en el marco cristiano de la época (piénsese no solo en Galileo, el ejemplo más famosos, sino también en su precursor italiano, Giordano Bruno).

Estas dos modalidades de entender la ciencia suponen entonces un punto de partida diferente: en el caso del astrolabio YA se conoce cómo funciona el universo o, mejor dicho, la lectura (análisis, comentario, etc.) que se hace de la naturaleza tiene que conformarse con el orden social, con los pilares sobre los cuales se apoya la cultura. En el caso del telescopio, lo que vemos es un caso en el que NO se sabe cómo funciona el universo o, mejor dicho, siempre se vive en una atmósfera de duda positiva, lo cual lleva al científico a no aceptar lo que le es transmitido ya que es su deber poner a prueba las proposiciones que se les den. En el primer caso la sociedad y la cultura están a salvo, ya que el principio de ἀλήθεια supone su sumisión (su “rendición”, para usar una palabra más religiosamente correcta) al kitab supremo, mientras que en el segundo este principio se transforma en su misma motivación, ya que lo importante no es “conformarse”, sino “descubrir”. Si en el primer caso la ciencia está limitada por los bordes de la cultura/sociedad en la que vive, en el segundo estos límites se ven traspasados por una necesidad de “verdad científica”.

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