05. Historia de la Ciencia en Oriente_Tarea 5
JOKYOREKI
Para entender la importancia que tuvo la adopción del calendario jokyoreki en Japón es necesario dividir sus diferentes elementos de carácter científico, político y cultural, además de “pragmático”. Hay que notar, de todas formas, que el uso de un calendario significa no solo la posibilidad de catalogar el tiempo (días, semanas, meses, años, eras – por lo menos desde el punto de vista occidental), sino que conlleva un aspecto más profundo que es la relación que el tiempo mismo tiene con el mundo humano. Un calendario, efectivamente, permite decidir qué hacer, en qué momento, durante cuánto tiempo, además de tener un poder de “previsión” ya que lleva a decir lo que va a pasar o lo que vamos a hacer pensando en el futuro, por ejemplo anotando la temporada de las lluvias, de las cosechas, de las sequías, y así poder actuar anticipadamente. Significa, en otras palabras, no solo tener la capacidad de interpretar el tiempo, sino de poder leer sus huellas y saber cómo actuar en momentos que podemos definir “venideros”.
Si todo esto ya no fuera bastante, hay que subrayar también el valor social del calendario. Gracias a este instrumento es posible administrar la vida de las personas que viven en una determinada sociedad/cultura. Piénsese, por ejemplo, en el valor absurdo del cambio de año y como se vive en las sociedades modernas; efectivamente, entre el 31 de diciembre y el 1 de enero no hay un cambio “real” (la elección es en parte aleatoria), por lo menos desde el punto de vista físico/natural, mientras que así es vivido por los componentes de la raza humana (buena parte, no todos). El concepto de división del tiempo en siete días, y de un año (los 365 días, más o menos, para que la tierra cumpla su movimiento) en doce meses, lleva a tener una precisa visión del tiempo, con (y gracias a) la que es posible que nuestra sociedad logre vivir. Se trata, entonces, de una mezcla de observaciones naturales y de su (re)utilizo en el marco de lo social, de lo político, hasta la creación de un tiempo híbrido que se funda tanto sobre la naturaleza como sobre la necesidad de una estructura social del hombre.
Cómo funciona un calendario lunisolar
Los calendarios lunisolares son calendarios lunares que se sincronizan con el año solar: de hecho, el año lunar tiene 354 días, lo cual lleva a añadir otro mes cada dos o tres años, para que no haya disparidades y desfases temporales. En el caso del calendario chino (es posible también hablar de calendarios, si tenemos en cuenta los diferentes cambios y las diferentes mejoras), adoptado desde la antigüedad por la mayoría de los pueblos de Asia, se trata de una división en doce meses, con cada año de entre 353 y 356 días. Obviamente, como acabamos de decir, habrá años con trece meses.
La premisa
Para entender la importancia del uso del calendario jokyoreki hay que echar un breve vistazo al contexto de nacimiento de este calendario en Japón. Efectivamente, hasta 1685 se habían usado las mismas estructuras chinas, más detalladamente un total de seis; fue inicialmente el calendario chino, bajo el nombre de genka reki (ideado por He Cheng Tian), que había sido adoptado y que había seguido las mismas variaciones continentales. El último cambio obtuvo el nombre de senmyō reki, y se introdujo en 861. Se trataba de calendarios lunisolares, o sea, como hemos visto, calendarios en los que tanto el movimiento del sol como el de la luna asumen una importancia fundamental para la subdivisión del tiempo.
El contexto
Estamos en la era del emperador Reigen, quien reinó desde 1663 hasta 1687. El período Edo (1603-1867) abarca también los siglos del sakoku, o sea de las políticas aislacionistas; si bien estamos en un momento de paz, las fronteras con el mundo exterior se cierran (sobre todo con las potencias europeas) o se ven limitadas (véase la relación con los holandeses). Parte de los resultados de esta política son la perdida de las transmisiones culturales con el mundo europeo, especialmente a través de la obra de los misioneros (la fe cristiana fue prohibida).
La motivación
El nuevo calendario resultó necesario por un error en los cálculos del chino, usado hasta entonces sobre todo por la corte. Este problema no era, de todas formas, muy grande, ya que se trataba de un defecto de dos días. Además, los campesinos solían utilizar sus propios métodos para medir el tiempo y las estaciones, lo cual permitía obviar los problemas del calendario vigente (véase Nakayama: 119-120). La motivación detrás del cambio, entonces, no puede ser de carácter exclusivamente práctico, sino sobre todo político: “If there was any motivation behind the government’s decision to reform at last, it was that of strengthening imperial authority by providing the people with an accurate national calendar” (Nakayama 1969, 120)
El inventor
Fue Harumi Shibukawa quien inventó el calendario jokyoreki. Nacido en 1639 en Kyoto, estudió matemáticas y las estructuras de los calendarios; el hecho de estar estas dos ramas del conocimiento conectadas fue lo que le permitió a Shibukawa encontrar una solución al problema del calendario chino. Además, fue él quien “conducted what were probably the first systematic astronomical observations in Japan” (Nakayama 1969, 120), lo cual resultó ser de primera importancia para la creación del jokyoreki, así como el hecho de basar Shibukawa sus estudios en el tratado chino Shou-shih (Nakayama 1969, 120). Gracias a la adopción del calendario, Shibukawa se convirtió en el Tenmongata (astrónomo oficial).
Comentario
Como hemos podido ver, los problemas del calendario (o, mejor dicho, de la última versión) chino en el período Edo no eran muy grandes: se trataba de una variación de dos días y, además, en el campo se usaban otros tipos de sistemas. No sería entonces completamente correcto definir la aparición del jokyoreki como solución a una cuestión grave, exactamente como incorrecto resultaría pensar que no era necesario ningún tipo de corrección. No se entiende aquí reducir la importancia de Shibukawa, sino de notar cómo el cambio del calendario tenía también (quizás sobre todo) una tinta política.
Efectivamente, el calendario japonés (basado, repetimos, en el chino) representaba un momento muy importante dentro de la política aislacionista, el susodicho sakoku. Se nota así cuán estrecha puede ser la relación entre ciencia y sociedad, encarnada esta vez por la política de los vasallos guerreros japoneses: el valor del jokyreki se insertaría de hecho en la demostración de que (a) era posible separarse del resto del mundo y (b) la intelligentsia japonesa había llegado a un alto nivel en lo que al estudio de la naturaleza (de los astros) y de las matemáticas se refería.
Desde un punto de vista científico, el “evento” del jokyreki tiene entonces dos lecturas. Por un lado está el hecho de haber dado comienzo al estudio de la astronomía en Japón, por lo menos de forma independiente y con un carácter pragmático. Por el otro, se nota también cómo la adopción debida a la voluntad de cerrar las fronteras ante “lo exterior” llevó también a una falta de intercambio de informaciones. De hecho, Shibukawa no tuvo ninguna oportunidad de confrontar sus ideas con las europeas o con las chinas más recientes (véase Nakayama 1969).
Bibliografía (material usado para la investigación)
Dentoni, Francesco, 1980, Feste e stagioni in Giappone, Borla, Roma
Nakayama, Shigeru, 1969, A History of Japanese Astronomy, Harvard, EUA
Webografía (material usado para la investigación)
https://www.japanese-wiki-corpus.org/culture/Jokyoreki%20(Jokyo%20Calendar).html
https://www.ndl.go.jp/koyomi/e/index.html
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