01. Epistemología y cultura científica_Tarea 7

 

Los intelectuales no son solo gente que sabe, sino gente que modela el pensamiento de su generación. (Brockman 15) 

 En lo que a las diferencias entre las dos posiciones sobre la tercera cultura se refiere, diría que, desde un punto de vista global, en el caso de Snow se trata de un desideratum mientras que, en el de Brockman, estaríamos ante una supuesta lectura de lo que está pasando. En otras palabras, el texto de Snow parece hablar de algo venidero, lo cual transforma sus palabras en un acto de confianza hacia el futuro, mientras que Brockman nos presenta un análisis (tanto con sus palabras como con las de sus entrevistados) de los que efectivamente formarían parte de la tercera cultura. 

 Desde un punto de vista más específico, la de Snow sería una cultura de carácter más bien sincrético, en la cual confluirían las hasta ahora separadas: ciencia y humanidades se encontrarían así en un resultado dialógico positivo que permitiría al homo novus (pero también a la nueva mujer y todo lo que puede haber, sin distinción de edades, género y nacionalidad) de tener unos conocimientos científicos y humanísticos con los cuales desarrollar una aproximación entre las dos áreas del conocimiento humano.

 Brockman, desde su posición, habla de una tercera cultura en tanto reelaboración en clave intelectual del rol del científico en su vertiente de neo-alfabetización masiva. Se trataría, según una concepción social de la cultura científica, de aquellos intelectuales del mundo de la ciencia capaces de acercarse al público (masivo o menos, dependiendo de cómo se interpreten los números de las copias vendidas de sus libros) para ofrecerle una lectura más llana y simple de los conocimientos de su área. Además de deshacerse de una jerga que impide la comunicación, Brockman subraya también la tendencia de los de la tercera cultura a crear también una red de intercambios entre científicos, lo cual se traduciría en un movimiento bidireccional de informaciones específicas. 

Ahora bien, como es posible notar, entre Brockman y Snow, más allá de las superficiales, hay una diferencia bastante profunda a la hora de establecer el carácter social de esta tercera cultura ya que, si en el caso de Snow se trata de algo que se sitúa en el interior del ciudadano (la persona “es así”, tiene una determinada estructura mental), en el caso de Brockman lo que se ve es una voluntad por parte de determinados científicos de dejarse involucrar en el proceso de alfabetización. Resulta entonces interesante preguntarse si estas dos propuestas de lo que sería la tercera cultura en realidad no podrían cooperar: los científicos de Brockman, en otras palabras, serían también las claves para crear al intelectual de Snow.